viernes, junio 30, 2006

Rey Intruso

Tenía una visión muy particular del periodismo. Para él, valía casi cualquier cosa con tal de aumentar la tirada. Personaje controvertido, ha pasado a la posteridad como el primer gran magnate de la prensa mundial.

Se suele relacionar el nombre de William R. Hearst con el de periodismo amarillo. No es una unión descabellada. El que ha pasado a la historia como el gran magnate de la prensa mundial, no vacilaba en manipular las noticias a su antojo y buscar su interés personal por encima de todo.

Hijo único de un explorador del Oeste que se hizo rico con los yacimientos de plata, Hearst pronto se puso a los mandos del diario que dirigía su padre, el San Francisco Examiner. Gracias al uso de técnicas sensacionalistas, en poco tiempo lo convirtió en el diario más leído de la costa Oeste. En 1895 fundó el The New York Journal, para el que contrató a los mejores profesionales.

La Guerra de Cuba le proporcionó una oportunidad única para aumentar la tirada de sus medios. “Usted ponga las ilustraciones que yo pondré la guerra”, se cuenta que respondió Hearst al fotógrafo que regresó de la isla porque no ocurría nada relevante. No en vano, la guerra de Cuba se apodó la Guerra de Hearst.

Lo cierto es que, aunque sus métodos no fueran muy ortodoxos, Hearst logró levantar un auténtico imperio: mandaba sobre más de 31.000 personas, repartidas entre los 29 periódicos que llegó a controlar, las 15 revistas y las ocho cadenas de radio. Su turbulenta vida quedó reflejada en la película Ciudadano Kane, una de las obras maestras del director Orson Wells.











A años luz de distancia está "El Gran Jorge", creador del estilo "Porno-Press". Es el Tinelli de los programas de chimentos, con un par de culos te arma un programa, admirable.