miércoles, octubre 18, 2006

Pilsen Rock

No puedo escribir sin un café al lado. Vuelvo en 5.

Ahora que veo la taza de café humeante, esperando que pose la boca en ella y deje pasar por mi garganta ese néctar delicioso de desvelos pienso en lo que fue la experiencia de encontrar café en Durazno. Algo tan simple y común en cualquier lugar de Montevideo y que a kilómetros de distancia significara tan poco. Es que también es lógico, ¿para que necesitan café en Durazno? ¿Tienen que vigilar que las vacas se les escapen? No creo, ellas solo necesitan pasto y un cerco de alambre, hasta ahí comen. Finalmente la maquina de café de una Esso fue el último bastión de los amantes de la cafeína. Era triste ver como aquel pobre artefacto pasaba desapercibido en un mar de gente ávida por tomar cerveza y comer papas fritas. El paraíso de Homero Simpson en la tierra; el Infierno se manifiesta en los lugares menos pensados.

Eso pasó el Domingo. Un día antes el Parque de la Hispanidad era el chiquero más grande del Uruguay. Como no quiero recordar que fue un día de mierda solo voy a describirlo con una lista de palabras, ustedes háganse una idea.

Sábado: Lluvia; barro; punkies y no tanto mangueando monedas; más punkies mangueando monedas y dando gracias aunque no le dieras nada; un punkie gordo parecido al muñeco de malvavisco de los Cazafantasmas; el punkie gordo haciendose en banana y cayendose de un auto; la mesa de minas de Minas del Restaurant; noche de barro; gente en pedo durmiendo en el barro; ganas de que Durazno quedara a la vuelta de casa para irme.

El Domingo amaneció mejor. Después del café y una vuelta por el baño de la estación ya estaba con el ánimo renovado para emprender cualquier cosa que me mantuviera entretenido. ¿Tacuarembó? Genial, debe haber tantas vacas, verde y nada como acá pero que carajo, ¡vamos igual! Viaje semi-largo. Nos entretuvimos sacando fotos y tirándole lo que tuviéramos a mano al auto de teníamos atrás. Llegamos a un parque atravesado por el que presumo era el Río Negro.

Seguramente una persona normal diría, “Hmm, naturaleza, que lindo Tacuarembó”, nosotros “uhh mirá, un puente echo paté, vamos a saltarle arriba”. El puente estaba destruido, las maderas crujían mal cuando le ponías el pié encima. 3 metros abajo, agua. Saltaron y nada parecía partirse, “mejor amaquemonos”. Nada. Igual la sensación de que podía volar todo al carajo de un momento al otro estaba buena. Fui el último en animarme a cruzarlo. Tengo vértigo y mucho más cuando hay 3 personas en el borde del puente hamacándose como monos. Obviamente no pasó nada.

Cuando la jodita del puente se había saturado teníamos que hacer algo más. “Uhh mirá eso”.Era como una especie de cable horizontal que tenia una rueda con manijas. Uno se paraba sobre una plataforma y se tiraba. Era el sueño del pibe; los escapes mortales de las películas de Chuck Norris habían encontrado su materialización en aquel lugar perdido para el hombre de ciudad. Fue el momento más infantil que recuerdo en años. La sensación de querer seguir ahí como un ganso y tirarse una y otra y otra vez de aquel juego era increíble. Cuando nos aburrimos, nos tiramos de a dos, de a tres, ¡de a cuatro!

Después de unas horas volvimos a Durazno para entrar al último día del Pilsen. Esta vez el Sol brillaba, la moral del grupo estaba alta y más predispuestos a escuchar música y bancarnos a la negrada saltando alrededor. Fue un gran día, sin ahondar en detalles, básicamente odio el Pilsen Rock.

Apartado: Ver desde un lado del escenario a 150.000 personas saltando es de las cosas más grosas que he visto. Masa. Muchos razonamientos encadenados, ninguno para este blog, capaz que para uno sociológico da.

Apartado 2: Unos pibes en Tacuarembó que se tiraban de un puente en bicicleta al agua. El “Jackass” uruguayo. También ves la visión descontaminada de la cultura del Nintendo; los pibes cuidaban vacas mientras hacían eso. Uno solo puede quedarse mirando atónito.

Bizarre Moment: Por suerte yo no estuve presente. Pocho vio a dos punkies barbudos apretando en la calle. Imagen de la cual debe ser difícil sobreponerse, le deseo suerte.

Agradezco a los implicados en esta empresa: Gon “Seed of Scumocide” Lopez, El Pocho, Ale, Ademar y el resto de mutantes que pasaron por delante nuestro esos días.

Gracias... Totales...