lunes, mayo 19, 2008

Expediente nº --

...Susan Orlean termina su libro con algo que yo entendí como que el mundo es tan grande y variado que el ser humano a medida que crece no tiene más remedio que flechar su interés en una dirección, solo para intentar dominar esa área con creces. Es increíble que el detalle justamente ahora me llame la atención, luego de haber visto la película tantas veces. Tal vez sería la atención que llamaba la lucha interna de Charlie por saludar a la autora del libro en el ascensor, no sé. Tal vez sea, como decía Donald, que todos tenemos un genero para escribir y los demás son complicados, no sé. Lo Fascinante era la lucha, ver como alguien quería hacer ver a algo hermoso, de esa manera, sin ser manchado por su propio tinte. Y no lo logra. Y no solo eso, sino que lo tiñe tan fuerte que la pelicula se convierte en una especie de pire autoreferencial ficticio.
Comparto que el mundo, a medida que creces y tomás desiciones se va poniendo cada vez más angosto. Es la vida, es un Out Run con dos caminos y a ese camino le siguen dos caminos y así hasta que sea suficiente.
Cuando sos chico crees que podés hacer todo. Podés ser arquitecto, tenista, publicista, hacer peliculas, ser psicólogo, ermitaño, lo que sea, todo menos médico; nunca pude con la idea de ver gente sufriendo, no es para todo el mundo. Admiro a los médicos. Nunca me sentí tan poco en la vida como cuando entré a un quirofano. Me iban a sacar las admigdalas, una pavada. Habían pospuesto la hora para entrar porque volaba de la presión y no te operan en ese estado. Dos horas después tenía unos gramos menos de carne en mi cuerpo y mi plato principal era helado. Soy muy cagón la verdad, era una pelotudez la operación. En la cama de al lado tenía a un pibe (yo tendría unos 10 años a propósito), más chico. Ese si que no la tenía fácil. Al flaco le iban a sacar un huevo. ¿Te imaginás a esa edad quedar con un solo huevo para el resto de tu vida? Cuando tenés veinti tantos te comenzas a cagar con esas cosas, más con el cáncer. ¿Imaginate que te cuestiones eso con un solo huevo? Debe estar complicado. Dondequiera que ande ese flaco, debe estar con una huevera de acero en su pelvis.
Los regalos post-operación son como los trofeos de guerra. Es como que salvaste a tres de tus compañeros del Napalm y tus familiares te felicitan con regalos. Me acuerdo de uno. Me faltaba el muñero de Rafael, la tortuga ninja. Como buen consentido, mi tía Chola me lo regaló. Grande fue mi sorpresa cuando veo que el puto muñeco tenía dos manos izquierdas. Para los que estan familiarizados con esos muñecos, a las tortugas les rotaba el antebrazo. Bueno, la mía tenia dos antebrazos izquierdos. Siempre fue el muñeco que moría primero en mis batallas de juguetes...

3 comentarios:

Gon dijo...

Aparte de que deberías justificar el texto, comparto casi totalmente, sólo hay una cosa fundamental y que hay que grabarse en la cabeza, para darle un tinte más yanki lo voy a decir así, a lo Bill Gates: ¿Hasta dónde quieres llegar hoy?.
Esa es la mochila que se precisa para vivir, viejo.
Cuando te lo grabás te empezas a calentar menos, a quejar menos y a hacer más. Dejás de pensar en función de heridas y cicatrices y empezás a pensar en función de problemas y soluciones.
Sabiendo que la vida se puede terminar en cualquier momento como les pasa al charly y el donald, aprendés a disfrutar más, a querer poder ser publicista, tenista, necromante, masón, pedófilo y bufón.
Ni que hablar que ser médico apesta, me parece de maricas valientes.
No es nada personal.

Lou dijo...

Aparte de que deberías acentuar mejor, comparto totalmente con gonza.

Anónimo dijo...

Y ahora ¿qué es lo que te asusta?