jueves, diciembre 25, 2008

Baby Steps


Tomás Jefferson dijo en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos que se incluyeran como derechos inalienables del ser humano «la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad». No me voy a hacer el snob, lo vi en una película que citó la misma frase.
La felicidad siempre está ahi. La felicidad siempre está corriendo en alguna dirección. La felicidad siempre te guiña el ojo y sigue corriendo. La felicidad será siempre el mayor premio que alguien puede conseguir.
Uno de los grandes saltos que se da en la vida es a aprender a conseguir la propia felicidad. No, no lo digo en lenguaje plancha, aunque también podría aplicar. La felicidad grande, la que aprendes a ver pasar y te gusta aprender a perseguir, es la que más feliz te hace. Suena raro, pero es así. La vida se comienza a hacer más vida cuando aprendes a perseguirla. La vida se convierte en un juego, en una guerra o en lo que te ayude a tenerla más cerca, cuando sabés la dirección en que tu felicidad corre. Aprenderlo nunca es fácil porque en el camino son miles las variables y creo que la más importante siempre será, tener hambre para seguir viviendo. Un ser vivo muere cuando ya no tiene hambre y la felicidad muere cuando se acaba la motivación por seguirla. 
Voy a ser sincero, esto de generar una conciencia de lograr cosas es para mi algo relativamente nuevo, pero debo admitir que no cambio por nada la sensación de correr atrás de algo. Corro atrás de un sueño que creo posible. Corro atrás de algo que no me quita el sueño porque es a la vez parte de ellos. 
Tal vez la clave esté ahí, y he aquí una referencia de películas también, en que una gran felicidad, se consigue en etapas. Ya lo había leído y escuchado en otros lados, pero me quedó mejor tatuado cuando lo vi en "Que tal Bob?" con Bill Murray. Bill, que más bien era Bob, era un neurótico que adoraba el trabajo del doctor Leo Marvin, un psicólogo que había acabado de sacar un libro que se llamaba "Baby Steps". La idea del libro era que para conseguir las cosas no había que perseguirlas directamente sino en etapas. Bob simplificaba tanto este concepto que iba caminando hasta el ascensor suspirando neurotico diciendo: "baby steps to the elevator, baby steps to the entrance, baby steps to the street"
Salvando la exageración, creo que la forma más sana de hacer las cosas es esa. Tranquilos y de a poquito. Hoy le juego un pique a esta porción de mi felicidad, porque sé que puedo ganarle. Mañana a esta, que corre más rápido pero que también puedo ganarle porque le gané a la anterior, y así sigue. Es como un campeonato de futbol, para ganarlo, primero tenés que pasar varias rondas. Es como la escuela, para pasarla tenes que ir de primero a sexto. Es como el liceo, idem. Es como la Facultad, idem. 
Será que comienzo a pensar en eso porque ya terminé con todo. Será como la vida, idem.

1 comentario:

Blondiepower dijo...

Nunca terminas con todo.