Todas, casi todas la veces que he tenido pensamientos realmente revolucionarios, inmediatamente después me vino sueño. Y un sueño tan grande que he dejado de tener pensamientos revolucionarios por ese día.
Creo que el hecho de estar escibiendo sobre haber tenido pensamientos revolucionarios y que después me vino sueño, es una revolución en sí mismo. De hecho, es el comienzo de una revolución que por suerte hoy he podido comenzar a escribir.
Espero no dormirme más.
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